miércoles, 19 de noviembre de 2014

He vuelto!



 Hola queridísimos!
Casi entro sudando para publicar el primer post después de tanto tiempo. Me siento incluso algo pecadora. Pero ya sabéis como son estas cosas. La vida a veces da un giro de 180 grados sin previo aviso y antes de darte cuenta corres por una autopista a mil por hora con rumbo a ninguna parte y rodeada de un montón de desvíos sin saber cual tomar. El desvío que he tomado aún no se a donde me llevará, lo único que se que será mejor viaje que el camino que llevaba antes. Aunque puedo asegurarles que nunca he dejado de escribir, solo de publicar.  Y mejor que ni leáis lo que ronda por esos documentos worlds escondidos en el fondo de mi portátil, que no se si son para reír, llorar o tirar por el vater jaja. Supongo que todos pasamos épocas de crisis existenciales en las que escuchar canciones de Curt Cobain tampoco ayuda mucho,  teniendo en cuenta como acabó. Ahora vuelvo a ser la de siempre. Disfruto de las sobredosis de café escuchando musica que ninguno de mis amigos parece entender, odiando el Reggeaton y con ganas de cortarme las venas si escucho Pablo Alborán. Aunque debo admitir que el reggeaton ayudó mucho a que chicos, chicas, hombres y mujeres puedan menearse libremente por las pistas de baile como gatos en celos y que sea socialmente “aceptado”, mejorando el intercambio de teléfonos y sustos mañaneros.  Yo soy más bien las que prefieren saltar y menear la cabeza sin sentido mientras escuchan algo roquero de los ’90. A veces pienso que he nacido en la década equivocada. En vez de vivir el momento Cool de Sexo, drogas y rock’n roll,  he nacido para ver crecer los Backstret Boys, hacerme coletas estilo Britney Spears y vivir la época de veinte añera rodeada de tíos que se depilan más que yo.  El canon de hombres sexys ha pasado de despeinados cañeros a engominados lloricas, algo que nunca entenderé y espero que porfavorrr vuelva a cambiar durante la próxima década. 

La verdad es que ni se como he llegado ahora a este tema, cuando en realidad lo que os quería contar es que ahora me centraré y me volveré a dedicar otra vez al blog :). Intentaré publicar un post por semana, a ver si mi tiempo laboral y social me deja, y así por fin volverme una persona algo más organizada. Porque soy la típica que empieza haciendo una cosa y acaba haciendo mil a la vez sin terminar ninguna y dejándose la cabeza por mitad de camino.  Pero me he propuesto mejorar y no es algo que quiera poner en una lista de "propósitos de cosas que quiero hacer pero se que nunca haré" para el 2015. Si no, que quiero empezar aquí y ahora. Y debo decir que me alegro mucho de haber encontrado el camino de vuelta a mi pequeño mundo y, espero que me perdoneís tantos meses de desapareción del mapa y me sigaís leyendo y compartiendo historias conmigo.  
 

Mil besos y hasta el próximo post!! :)


 

martes, 11 de marzo de 2014

Adictos Posiblemente a lo Imposible



Seres humanos, perfectamente imperfectos, adictos al placer de la vida, a la felicidad, al amor, a los retos y al éxito. Seres humanos que nos encontramos en continuo cambio ideológico, sentimental y social. Inconformistas buscamos siempre algo más, algo nuevo, diferente y excitante.  Se suele decir que somos complicados, y es cierto, lo somos. Los que no se consideren complicados, deberían proponerse serlo.  Lo normal nos aburre, lo complicado nos entretiene y excita.  Siendo seres tan perfectamente imperfectos y por consiguiente, seres humanos complicados, no sé por qué, pero nos enamoramos de lo imposible. Cierto es también que, desde pequeños nuestros padres, abuelos y profesores de matemáticas nos han dicho que no hay nada imposible, solo hay que luchar para que lo imposible se convierta en posible. Supongo que por eso cuando yo era pequeña ponía tanto empeño en  intentar volar saltando desde lo alto de un muro con una capa estilo Superman, me enamoré del Monstruo de las Galletas y practicaba trucos de magia. En fin, dulce juventud, dulce inocencia, que bonita fué. Pero nunca hemos dejado de enamorarnos de lo imposible. Nos enamoramos de algún componente de Nsinc,  actores como Brad Pitt o de nuestro profesor de deportes y, soñábamos  con como ellos suplicaban por nuestro amor.
Ahora, adulta dentro de lo que se puede considerar, veo que nada ha cambiado. Seguimos buscando lo difícil, lo complicado, lo imposible. Me recuerda a cuando jugaba al Tetris. Me podía pasar horas enganchada intentando encajar las piezas. Con cada nivel que subía, más se complicaba encajar las piezas de forma correcta, pero más me divertía, y ni un segundo habría pensado en volver a repetir el nivel básico que era mucho más sencillo y en el que conseguía encajara todas las piezas. El nivel básico se aburría, a pesar de que en él pudiera encajar todas las piezas a la perfección.  Siempre quería seguir intentándolo con el siguiente nivel, más complicado, donde las piezas no encajaban del todo.  Cuanto más costaba intentar encajar las piezas, más me excitaba, más empeño ponía en superar el nivel y me enfrentaba con ansia al siguiente. Había un tope, no recuerdo bien si llegaba hasta el 20 o el 30, pero claro está que el último nivel, el más complicado, por mucho que nos lo pasaramos, nunca nos llegó a aburrir. Algunos quizás no habrán jugado al Tetris o estarán cegados con el Candy Crash, pero supongo que la excitación de alcanzar el siguiente nivel, el más complicado, sigue siendo la misma. Siempre vamos en busca de un nuevo reto, en superarlo y ver que aventuras nos puede traer el siguiente.
Al final el amor no es más que otro juego que nos apasiona.  Podemos encontrar al amor perfecto, donde todas las piezas parezcan encaja a la perfección. Pero parece que eso no nos basta. Cuando las piezas encajan con facilidad nos falta algo. Por mucho que nos fastidie,  somos humanos, somos complicados, masoquistas, idiotas  o como lo quieran llamar, pero el amor imposible y complicado, por muy conscientes que seamos de lo imposible y complicado que es, es el que mas ansiamos conquistar y el que mas cuesta olvidar. Nos envolvemos y enganchamos a dramas estilo película Dinviny de los domingos por la tarde.  ¿Por qué nos complicamos tantos? Solo somos simples humanos. Pero complicarnos la vida se ha convertido en una nueva disciplina que quizás se represente próximamente en los Juegos Olímpicos.

  Gracias padres, abuelos, profesores, Hollywood, pics del facebook, gracias a todos por hacernos creer en lo imposible y hacernos perder la cabeza por él, que aburrida sería la vida si fuéramos conformistas. He aprendido a ver la vida como un juego. Un juego divertido, en el que a veces se gana y otras se pierde. Un juego en el que se engaña y se hace trampa. Cambiamos de contrincantes y de equipo. Cuando nos cansamos de un juego, buscamos uno más divertido, más retos, más aventuras, en continua búsqueda del éxito. Nos proponemos metas y objetivos, cuanto más nos cuesta conseguirlas, más satisfechos  y mayor felicidad nos proporcionará cuando las alcanzamos.  Y así sigue el círculo vicioso de la vida.
 Al final hay personas que se conforman con llegar a casita cuando juegan al parchís, y otras que  se excitan intentando comerse al compañero de juego.



        Podemos encontrar el amor perfecto, pero nunca nos excitará tanto  como el amor imposible.

jueves, 6 de febrero de 2014

¿Existes? No te he encontrado en Facebook...



Gracias estimados frikis por haber estado meses sin vida social para regalarle más vida social a toda la humanidad. Gracias por inventar facebook, wathsapp, twitter y demás redes sociales que se han vuelto tan esenciales en la vida de todos nosotros, seres humanos adictos a estar en línea 24 horas del día 365 días al año. Hoy en día si no tienes facebook, no existes. Si no publicas tu vida entera para que todos tus amigos, familia, conocidos puedan cotillear sobre tu novi@, tus amigos, tus fiestas, amantes, etc  ¿Qué pasa? ¿Eres un bicho raro? ¿Ocultas algo? ¿Te persigue el FBI por haber atracado un banco? Si es que hoy en día  hay que estar conectado. Cierto es que todas estas redes sociales nos aportan muchos puntos positivos en nuestras vidas; contacto con amigos, familia que están lejos, ver cómo se quedan calvos nuestros amores platónicos de instituto, ideas de qué comer en el día a día (ya que hoy los hay que publican fotos de su desayuno, almuerzo, merienda y cena), facilita el ligoteo, te ahorra dinero en llamadas a la hora de elegir el conjunto de la noche, etc… En fin, hoy nos quitan por arte de magia toda esta comunicación y supongo que a más de uno le daría un ataque de pánico. Un estudio demostró hace poco que de media miramos el móvil unas 97 veces al día, aunque creo que se quedan cortos.
Las redes sociales nos han cambiado. El doble check de Wathsapp es Dios y el facebook la Biblia. Confiamos más en lo que se publica en facebook que en nuestras parejas. Ojos que no ven facebook que lo cuenta.  ¿Cuántas parejas habrán roto a causa de las redes sociales? Prefiero ni pensarlo.  Si hoy en día parece que no tienes una relación seria hasta que cambias el estado en facebook de “soltero” a “tengo una relación con...”.  Cuando te gusta alguien en vez de decírselo a la cara se lo comunicas poco a poco dándole “me gusta” en todas sus publicaciones por muy absurdas que puedan llegar a ser. Espías a sus amig@s, a sus ex, todo es posible con las nuevas redes sociales. ¿Hasta qué punto esto es sano?  Una conocida se enteró de que su novio la dejaba cuando el cambio su estado de “tengo una relación” a “soltero”, la pobre no entendía su mundo, como es lógico, y tuvo que enfrentarse  a comentarios de todo tipo, a los dichosos “me gusta” y mil privados de todos los que habían visto la actualización de estado. En fin, eso es no tener huevos. ¿Es eso lo que está pasando? Que ya nos resulta más fácil comunicarnos virtualmente que en persona?  ¿Decimos cosas vía redes sociales que no nos atrevemos a decir cara a cara? ¿Las redes sociales nos están volviendo idiotas? En cierto modo si.  Triste pero cierto. Yo me incluyo, no lo voy a negar. Mi facebook está repleto de fotos, comentarios, mi whatsapp va a mil por hora,  por lo que todos mis “amigos” tienen en cierto sentido, acceso a mi vida. 

El wathsap, otra gran herramienta para estar comunicados a cualquier hora, en cualquier lugar y en cualquier situación. Ya sea paseando al perro, trabajando o en el baño, siempre está a la asecha.  El chivato del doble check y y el “en línea” te controlan en todo momento. Cuando le escribimos a alguien o alguien nos escribe y no se contesta antes del primer minutos tras el doble check ya nos estresamos  o nos estresan, con mensajes tipo “sé que me has leído ¿por qué no contestas? Se nos ha olvidado pensar que hay vida más allá de las redes, que hay mil motivos por los que no pueda o no quiera contestar en ese mismo instante. Puede que se haya abierto el whatsap por error al darle a la tecla justo al lado, que este huyendo de un hipopótamo, que esté conduciendo (que ya es un peligro...peor aún si te contesto al whatsapp) o que este haciendo una entrevista para trabajar en el Circo del Sol… mil motivos, ninguno válido a la hora del doble check.  Como ya mencioné antes...el doble check, ahora es Dios…
Las redes sociales nos han convertido en unos seres desconfiados…tenemos tanto control sobre la vida de los demás que acabaremos por volvernos unos completos chiflado. Si me da las buenas noches, pero luego sigue “en línea” durante 20 minutos más ¿Con quién estará hablando? ¿Hay alguien más? Ya dale a comernos el coco y a montarnos paranoias mentales.  ¿Quién le ha puesto un “me gusta” y por qué? Venga a seguir comiéndonos el tarro.
Las redes sociales aportan mucho como ya he dicho (otra vez, gracias queridos Frikis), pero también pueden romper mucho.  Ir con tu grupo de amigos y que ninguno despegue los ojos de la pantalla de su Smartphone parece un nuevo estilo de vida. Admiro a las personas capaces de vivir sin facebook, sin whatsap y demás, olé por ellos! Aunque todos sabemos que se encuentran en peligro de extinción y que, tarde o temprano, todos caemos: ley de vida.
  Bueno, ahora después de tanta charla ya les dejo, que tengo el móvil a punto de explotar con las notificaciones de facebook y whatsap jajaja. 

Feliz Fin de semana y no se olviden que de vez en cuando viene muy bien desactivar  la tarifa de datos del móvil ;)


viernes, 24 de enero de 2014

Rupturas: peli-sofá-manta.




Las rupturas son duras y dolorosas. Por un momento parece que haya llegado el fin de nuestra existencia, incluso el fin del mundo. Dejamos de respirar, de pensar y nuestro mundo de Disney perfecto se rompe en pedazos. Haz una cosa, para un momento. Vuelve a respirar. Ahora vete en busca del chocolate, gominolas más cercanas.  Después de tableta y media aproximadamente te darás cuenta de que el mundo aún gira, no ha llegado el final, que tú aú
n vives, no ha llegado el final de tu existencia, muerde otro bocado…
El mundo por raro que parezca,  sigue girando, con esa persona a tu lado o no. El sueño de una media naranja a mí personalmente me da pánico. Si de verdad que solo existe una media naranja en todo este mundo que gira y gira, lo más probable es que entre tanto movimiento ya se haya hecho zumo.  Así que muerde otro bocado de ese chocolate, que ya otro día lo quemarás. Olvídate de tu media naranja, de tu príncipe azul cabalgando sobre su caballo blanco y demás ñoñerías.  A veces llegamos a  auto convencernos que “esa” persona es la “única” persona en este mundo, la “indispensable”, la que le da sentido a nuestra vida, sin la cual no podemos vivir...en fin…que poco nos queremos ¿no? Pero bueno, echémosle la culpa al momento y a que en ese instante nos encontramos bajo lo que yo denomino “síndrome de empache del amor”.  Y es que  el mundo que nos rodea nos empacha de amor.  Canciones y películas en las que uno dice morirse por el otro, finales felices donde comen perdices, etc. Hollywood nos vende historias de amor por todas partes, ya sean románticas, de acción, incluso en las películas de zombis los protas acaban siendo el amor perfecto, (si es que hay tiempo para todo), y es que llega el momento en el que confundimos realidad con ficción. Facebook, twitter, etc nos empachan con amor, miles de pins con mensajes como “sin ti me muero”, “sin ti no soy nada” “te quiero más que a mi vida” (esta última tiene más de 15.000 fans…patético).  Parece ser que la frustración y el dolor están de moda y hay que difundirla por todos los medios posibles. Pero no te preocupes, el “empache de amor” tiene antídoto: Quererte a ti mism@.  
En mi película, yo soy la prota, los demás son personajes secundarios que entran y salen  dependiendo de la escena. 





Cuando te haya empezado a hacer efecto el antídoto del “empache de amor” que tanto se difunde por ahí , te darás cuenta que esa persona, la mejor del mundo mundial, no era lo único en el universo.
En un momento de ruptura no hay mejor compañía que tus amigas/os que se encargarán en hacerte sentir mejor  diciéndote lo poco compatibles que sois,  lo cabrón/a  que fue y demás cosas que hacen amigas por amigas. El siguiente paso será que te querrán llevar de copas. ERROR! Pisa el freno! Date media vuelta, pilla un pack de palomitas, vete a casa y ponte algo estilo  Sex and the city. Y Aunque ellas te digan que  las penas se ahogan el alcohol, que un clavo quita otro clavo, que celebres tu soltería… se realista ¿Qué conseguirías con una noche de copas? Lo más probable que andes buscando a ésa persona en cada cara con la que te cruces,  seguido por el momento de “me he olvidado de ti y me encanta estar soltera, tras unos meneos y tambalearte por media discoteca rebuscarás entre el bolso en busca del móvil para mirar su última conexión (a pesar de haberle jurado a tus amigas que habías eliminado su número), te seguirás meneando y tambaleando y viéndole en cada cara con la que te cruzas, luego te irás a escondidas al baño para escribirle un largo mensaje diciéndole lo mucho que le odias, que te estás olvidando de él, etc para despedirte con un “te quiero” , mensaje que enviaras y te arrepentirás, quizás no esa noche, pero si al día siguiente . (Espero que inventen pronto un smarphone inteligente de verdad, que se bloquee en este tipo de situaciones extremas con un aviso de “yo si tu no mandaría esto, vuelve a intentarlo en otro momento”). Y si después de tanto meneo y tambaleo por la discoteca encima tu mente desvaría y acabas con ese simpático que empezó a ser guapo tras tu quinta copa ya tienes una de esas historias que jamás le contarás a tus nietos. Así que seamos realistas. Un clavo no se quita con otro clavo, si acaso aquellos clavitos pequeñitos, de esos que apenas se notan. Pero cuando es un clavo de verdad, cuesta quitarlo incluso con unos alicates de la Nasa.
Así que mejor quédate en casa, que fiestas habrán de sobra.  Pilla peli-manta-sofá (nada de pelis romanticonas que no queremos acabar entre un charcón de lagrimones) y mañana será otro día.



 No hay nada mejor después de una ruptura que volver a encontrarse a uno mismo, volver a mimarse uno mismo y a quererse uno mismo. No hay persona más importante en tu vida que tú.